Después de la dura derrota electoral de su gobierno, aceptada pero disminuída: casi ninguneada podríamos decir; el vicepresidente del matrimonio montonero elije lanzarse con mirar al 2011. Asegura que en el gobierno en el que actualmente se encuentra ejerciendo un cargo ejecutivo de alta jerarquía no hay espacio de diálogo, cosa que sí puede haber en su futuro gobierno. Que en su gobierno (¿el actual?) no tienen comprensión del mensaje de las urnas, mensaje claro para él: es un pedido de cambio. Nada mejor, propone el vicepresidente, que cambiar este gobierno en el que estoy por otro en el que yo esté.
El periodismo, siempre independiente y siempre vivaz, olvidó preguntarle acerca de su permanencia en este gobierno. Fiel a una capacidad discursiva radicheta, podemos imaginar al vicepresidente respondiendo que el no ejercicio de la vicepresidencia no deja de garantiza la no presencia de su no rostro en los no medios, y que por eso lo no peor es no dejar de ejercer para no dejar de garantizar.... Etc.
La historia lo juzgará, cuando por fin se lo saque de encima.
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