Después de evaluar el resultado de las elecciones, algunos dirigentes del viejo y querido radicalismo conluyeron que había que ocuparse de inmediato de este flagelo que está debilitando al país, amenazando la capacidad de crecimiento de los más chicos y el mismo futuro de la patria en camino al Bicentenario. No puede ser, dijeron allegados presentes en la reunión, que nos estemos muriendo con una fiebre que es más parecida a una de las siete plagas que a una enfermedad controlable epidemiológicamente. Sacarían en las próximas horas el comunicado: ¡BASTA DE FIEBRE PORCINA!
miércoles, 1 de julio de 2009
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